La gente en general siente algo por los lugares que se dice
que están malditos.
O es aprensión o se trata de una atracción especial que no
sabemos de donde viene y a donde es capaz de llevarnos.
Consideramos lugares malditos, todos aquellos en donde ha ocurrido
más de una desgracia, que parece que estén sellados con ella, que la atraigan.
Bien podría ser un crimen, un accidente, o un hecho de difícil explicación.
Por supuesto que Orihuela no escapa al influjo de dichos
lugares.
En nuestra queridísima ciudad hay uno que se lleva la palma.
¿Se creerán que hoy mismo, he estado dentro de ese lugar y
lo he fotografiado?
Indagando sobre la prensa del siglo pasado y años anteriores
he localizado un poema que hace referencia a algo oscuro que bien podría haber
ocurrido en ese mismo lugar.
El poema es de de T. Medina y fue publicado el 19 de junio
de 1930 en el periódico local ACTUALIDAD nº 121 rezando las siguientes
palabras:
Cosas misteriosas
los cañaverales rumorosos cuentan…
¡Los cañaverales misteriosos hablan
con recogimiento de las cosas muertas!...
En él hayo referencias a un hecho oscuro que parece que no
quiere ser desvelado por miedo a la censura que con mano firme aplicaba la
tijera a las publicaciones de la época.
Y continúa así:
Parece que el tiempo no pasa… parece
la misma la senda…
qué ha de ser la misma, si adonde antes se iba
no se va por ella.
Está claro que el poema lleva escondida más información de
la que aparentemente sugiere. Y algo me dice, una corazonada, me previene que
se refiere a aquel lugar. En concreto a las barracas que estaban en el barrio
de San Pedro.
Dejando para otra ocasión el resto de poemas que aparecieron
en la misma publicación en días siguientes, tanto de Miguel Hernández como de
C. Fenol, que hacen referencia a las barracas que estaban a orillas del río y a
sus habitantes que lloran la pérdida de sus seres amados, ya me parece
sospechoso que en un lapso tan corto de tiempo coincidan tantos poemas con el
mismo tema. Es como si hicieran una especie de protesta silenciosa que la
censura no pudiera acallar al haber sido camufladas bajos las hermosas palabras
que contienen los versos.
Siguiendo con el tema que nos ocupa, les hablaré del que
considero el lugar más maldito de Orihuela:
El Molino de Jofré/Joufré/Riquelme
Hincando sus raíces a la orilla del río Segura, muy cerca
del Barrio de San Pedro, se encuentran las ruinas de lo que antaño fue un gran
molino.
Un lugar que si hubiésemos querido los oriolanos hoy estaría
reconstruido y sería un buen reclamo turístico.
Pero no nos apartemos otra vez de la cuestión.
Este lugar, que por las noches respira un ambiente lúgubre y
oscuro fue en épocas pasadas territorio de brutales crímenes y escenario en
donde la desdicha y la mala suerte hacían que llegasen a parar los cuerpos de
los desaparecidos.
Así, el lunes 12 de diciembre del año 1896, un pequeño de
tan solo 9 años llamado Antonio Cánovas desapareció cuando jugaba cerca del río
por detrás del Hospital.
Su cuerpo sin vida apareció el día siguiente en la azud del
molino de Jofré.
Seguramente habría caído al río y las aguas lo habían
arrastrado hasta el molino.
Cinco años antes, el 20 de octubre de 1891, en la vereda que
conducía hacia el molino, había ocurrido un crimen a las 7:30 de la mañana del
que habían resultado un muerto y dos heridos.
Francisco García, José Andújar y su hermano Antonio, vecinos
de Santomera, parece que habían mantenido una pequeña discusión según relataron
algunos testigos.
En las horas que siguieron a la madrugada, Francisco García,
cargó su carro en el molino y cuando se había alejado un poco de él, apareció
José Andújar para continuar la conversación acalorada del día anterior.
Cuando la cosa se empezaba a poner fea, un sujeto, de nombre
Pascual García y Alfonsea, peón caminero del camino de Almoradí, intervino oportunamente
y logró separarles.
Cada uno se fue por su lado, Andújar regresó al molino y los
otros siguieron con su tarea habitual.
Al llegar José a la altura del molino se encontró con su
hermano Antonio e influenciados por algo malévolo y misterioso que se respiraba
en ese lugar, decidieron ir juntos a por Francisco.
Lo encontraron y lo hicieron detenerse. La conversación
llevó a un camino sin salida y sintiéndose el García en inferioridad numérica y
acorralado tras recibir un golpe en la cabeza, sacó un cuchillo y asestó una
puñalada a José causándole la muerte en el acto e hiriendo al otro en la mano.
Acudieron avisados oportunamente el alcalde Sr. Pescetto, el
teniente alcalde del distrito, concejal D. Juan López y el pedáneo.
El Sr. Juez del distrito, y el actuario Sr. Valera después
de ordenar el levantamiento del cadáver se trasladaron a la Cárcel a extender, las
primeras diligencias y tomar declaración a los otros dos heridos.
Ambos, después de recibir las primeras curas, quedaron
incomunicados.
Pero los hechos calamitosos no se detienen aquí.
Un año después, el martes 19 de enero de 1897, un operario
de nombre Filomeno Martínez Mazón, tuvo la desgracia de quedar enganchado por
una correa de las muelas del molino y se lo llevaron agonizante al Hospital con
una pierna rota y el cuerpo lleno de magulladuras.
Y para terminar, tengo que añadir otro fenómeno curioso y de
gran interés que ocurrió junto al molino de Jofré.
En el año 1797, Nuestro Padre Jesús, con la cruz a cuestas, se
encontraba tras los muros de Loreto. La furia de las aguas derribó la pared de la
capilla y fue arrastrado hasta parar en el Molino de Jofré.
FUENTES:
EL ATENEO 13 Diciembre 1896 nº 10.
EL DIARIO DE AVISOS 21 Octubre 1891 nº 31.
ACTUALIDAD 5 Abril 1928 nº 7
EL ATENEO DE ORIHUELA 24 Enero 1897 nº 16 IMPORTANTE:Por favor. Todos los lugares que aparecen en mi Blog son muy peligrosos. Están en ruinas y a punto de desplomarse o tienen un acceso con mucho peligro. No quiero que nadie se acerque nunca a uno de ellos. Podéis ver las fotos que acompañan cada entrada. Y si algún día pasáis junto alguno de los sitios mentados, miradlo de lejos. POR VUESTRA SEGURIDAD.
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