Cuenta un madrileño, que allá por las otras tierras de la España
se hablaba mucho y que muy bien de las virtudes de nuestra tierra.
Famosas eran las huertas y frutos que de ella salían.
Nombrar Orihuela era como decir en voz alta las bondades de
una tierra fértil, donde destacaban los limones y naranjas de nuestro vergel.
Pero aquí, en el árbol prohibido del Paraíso Perdido había
otros frutos que tenían fama de deliciosos, de apasionados y hermosos.
Esos frutos de notoriedad nacional eran las mujeres oriolanas.
Consideradas a principios de siglo XX como las damas más hermosas
de toda la península.
Así que no es de extrañar que ante tanto piropo, la oriolana
fuera cambiando su autoestima y empezase a mirar por encima del hombro como si
ellas fueran las únicas mujeres de la patria.
Para demostrar este hecho, me he topado con un documento,
una historia que cuenta un antiguo madrileño que pone de manifiesto a que nivel de chulería
llegaba la mujer de estas tierras.
Este hombre cuenta, en una de sus obras que cuando pisó por
segunda vez el suelo de Orihuela, después de haber pasado la tira de años sin
asomarse por estos lares, lo primero que le sorprendió es que el color del
pelo de las oriolanas había cambiado.
En una época en la que lucir el pelo de color dorado era
muestra de coquetería y una actitud pecaminosa muy criticada por la curia,
resulta que todas las oriolanas, arropadas por ese nuevo sentimiento de seguridad
que les daba el sentirse la más codiciadas del país, se pusieron de acuerdo al
unísono para colorearse todas a la vez el pelo con el color de los brillantes
rayos de luz del sol. O sea, tintarse de rubias.
Fue la primera ciudad de España en donde ocurrió esto. Y lo relata un experto en mujeres.
Fue la primera ciudad de España en donde ocurrió esto. Y lo relata un experto en mujeres.
Esta curiosa y a la vez fascínate anécdota está reflejada en
una de las obras de aquel mujeriego madrileño que visitó nuestra ciudad por
segunda vez en su vida.
Aquel que fue considerado como uno de los pioneros de la
novela erótica.
Me estoy refiriendo a Joaquín Belda que curiosamente es
originario de Cartagena, en donde la belleza de sus mujeres también es hoy día
muy considerada.
FUENTE:
Las Bodas de Oro de mi Colegio (Joaquín Belda)
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